Nos anuncian hoy que mañana día 2 de julio se procederá a quitar de la portada de la Facultad de Filología un escudo colocado allí hace años, no sé bien cuándo ni por quién, en cumplimiento de la ley de memoria histórica de 2007.
La presencia del escudo no ha impedido que entremos cada día por esa puerta numerosos profesores y alumnos, personal de administración y servicio, decanos y rectores, profesores invitados… Yo misma lo he hecho durante más de 30 años con mis mejores propósitos de cumplir con mi obligación profesional y contribuir a la mejora de mi institución. No creo que este símbolo haya cambiado en nada mi visión de la Universidad y desde luego no me he sentido subyugada (y mucho menos a estas alturas del siglo XXI). Tampoco creo que ese ornamento entre en la categoría de la “retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura” que recoge la citada ley (art.15).
Comprendo que tras un cambio político, se cambian también las formas y los signos y que se supriman especialmente aquellos que son vejatorios para algunos ciudadanos; pero la verdad es que quitarlo hoy, 40 años después de la transición democrática de nuestro país y 8 años desde la publicación de la ley, me parece un sinsentido.
Ahora, una institución que está endeudada y con recortes -aplicados a veces a conceptos absurdos y en otras a aspecto vitales para el desarrollo de una docencia e investigación de calidad- se gasta lo que no tiene en esto. No ha habido hasta ahora ni una manifestación por ese detalle de la fachada y no sé si hiere los sentimientos de alguien, pero puestos a herir creo que hay cosas más sangrantes: las condiciones de las aulas en las que se imparten clases, los profesores compartiendo mesa de trabajo, el estado de los aseos del edificio, las ventanas de las aulas tapadas con papel porque no funcionan las cortinas, etc., cosas que, en definitiva, hacen el día a día de mi Facultad.
En todo caso, hay que saber un poquito de heráldica y de vexilología para entender ese escudo y apreciar que hay en él símbolos de nuestra historia (no exclusivamente de la etapa franquista), de lo que nos hace ser hoy los españoles que somos, para bien o para mal.
Me gusta conocer mi historia y aprender de ella. Cualquiera con un mínimo de sentido común comprende que la historia no se puede borrar y por ello lo mejor es conocerla bien para aprender y comprender mejor tu nación y tu cultura. En resumen -citando a Bob Marley- “no olvides tu historia ni tu destino”.
En la fachada del Rectorado de la Universidad Hispalense hay dos indios fumando en pipa. Algo tendrá que ver que el edificio fuera la antigua Fábrica de Tabacos de Sevilla, motor económico y comercial de la ciudad, pero ¿qué importa? Seguro que bien por indio o bien por tabaco, alguna ley debe haber sensible a esta manifestación histórica. ¡Temblad que pronto os llegará!
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